Dos familias accederán a viviendas dignas gracias a alianza entre el Liceo Francisco y CIRENEOS

Dos familias del Liceo Francisco de Paysandú accederán a viviendas dignas gracias a una alianza con el Movimiento CIRENEOS. El proyecto, enmarcado en el programa Rancho Cero, apunta a brindar soluciones rápidas a situaciones de extrema vulnerabilidad habitacional.

Actualidad14 de mayo de 2025Paola RubboPaola Rubbo

En el marco de una alianza entre el Liceo Francisco de Paysandú y el Movimiento CIRENEOS, dos familias de estudiantes que asisten al liceo accederán a una vivienda digna, construida a partir de contenedores reacondicionados. Este proyecto social busca dar una respuesta concreta a situaciones de vulnerabilidad habitacional extrema, combinando intervención institucional, trabajo comunitario y una ejecución rápida.

El punto de partida de esta iniciativa fue una colaboración activa entre el equipo psicosocial del liceo —compuesto por trabajadora social y psicóloga— y el Movimiento CIRENEOS, una organización que impulsa el programa Rancho Cero, enfocado en erradicar viviendas precarias a través de soluciones modulares de bajo costo. La coordinación comenzó en noviembre del año pasado y, tras varios meses de planificación, el proyecto se materializó esta semana con la preparación del terreno en el barrio P3 de Paysandú, donde se instalará uno de los módulos habitacionales.

Alejandro Pérez, director del Liceo Francisco, explicó que esta acción nace como respuesta a una necesidad urgente. “La idea es poder facilitarles una vivienda digna a personas en situación de alta vulnerabilidad. Hoy estamos concretando el primer paso para darle una solución a una familia que tiene dos niños que concurren al liceo”, señaló.

Uno de los requisitos principales del programa es que al menos un integrante de la familia beneficiaria esté vinculado a una institución, como una escuela o liceo, lo que facilita el seguimiento del caso. En este caso, la conexión directa con el centro educativo permitió identificar la situación crítica de la familia y canalizar la intervención.

El director ejecutivo de CIRENEOS, Jimmy Mc Cubbin, explicó que esta acción forma parte del segundo caso del programa Rancho Cero, cuyo objetivo es llegar a los rincones del país donde las condiciones de vivienda sean extremadamente precarias. “Este módulo habitacional tiene 27 metros cuadrados e incluye dos dormitorios, estar, cocina y baño completo. Está diseñado para que las familias más vulnerables puedan tener un lugar seguro en el que vivir”, detalló.

El proceso de construcción se divide en dos etapas. La primera, ya iniciada, consiste en preparar el terreno e instalar los pilotes sobre los que se asentará el módulo. La segunda, prevista para los próximos 15 días, implica la llegada del contenedor y la finalización de las instalaciones complementarias como conexión a agua, sanitaria, escaleras y acceso al interior.

Uno de los casos destacados corresponde a una familia integrada por nueve menores que conviven en una pequeña vivienda en el barrio P3. “Cuando el equipo del liceo nos presentó la situación, entendimos que no se podía esperar. Era necesario actuar con urgencia”, subrayó Mc Cubbin. La rapidez en la implementación es una de las características clave del programa, ya que permite ofrecer una solución habitacional en menos de dos semanas.

Además de entregar una vivienda, el proyecto promueve la participación activa de las familias beneficiarias. Durante la primera jornada de trabajo, los propios integrantes de la familia colaboraron en las tareas, lo que refuerza el compromiso con el cuidado y uso responsable del nuevo hogar. “Para nosotros, el involucramiento de la familia es esencial. No es solo una donación; es un trabajo conjunto hacia una mejora real de calidad de vida”, añadió Mc Cubbin.

El financiamiento del programa proviene enteramente de fondos privados. CIRENEOS gestiona donaciones a través de su página web y redes sociales, donde se informa sobre los distintos proyectos en marcha y se brinda la posibilidad de colaborar. “Toda persona que quiera aportar es bienvenida. Gracias a estos aportes podemos seguir llegando a más familias en todo el país”, aseguró el director del movimiento.

El Liceo Francisco, por su parte, continúa trabajando activamente no solo desde la educación, sino también como agente social en el territorio. Con más de 150 estudiantes, el centro educativo refuerza su compromiso con el entorno, promoviendo acciones que trascienden el aula y buscan mejorar la calidad de vida de su comunidad.

Esta experiencia demuestra cómo la articulación entre instituciones educativas y organizaciones sociales puede generar soluciones concretas y rápidas para familias que más lo necesitan, marcando una diferencia significativa en su realidad cotidiana.

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