Grupo Mburucuyá de “Amor Exigente”: un espacio de apoyo para familias afectadas por el consumo problemático

El Grupo Mburucuyá brinda apoyo emocional y herramientas prácticas a familiares de personas con consumo problemático de sustancias. Las reuniones son abiertas, confidenciales y se realizan todos los lunes en la Basílica Nuestra Señora del Rosario. Un espacio de contención y reconstrucción personal, sin distinciones ni prejuicios.

Actualidad13 de mayo de 2025Jean Pierre DutraJean Pierre Dutra

En Paysandú funciona el Grupo Mburucuyá, una iniciativa solidaria que forma parte del programa internacional Amor Exigente, dedicado a brindar acompañamiento a las familias de personas que enfrentan consumo problemático de sustancias. Este grupo de apoyo realiza reuniones semanales todos los lunes, de 20:00 a 22:00 horas, en la Basílica Nuestra Señora del Rosario, ubicada en la intersección de 18 de Julio y Montecaseros.

Amor Exigente es un movimiento continental de auto y mutua ayuda que llegó a Sudamérica en la década de 1980 desde Estados Unidos. A lo largo de los años, se ha consolidado en países como Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, generando espacios de contención y fortalecimiento emocional para quienes conviven con personas con adicciones.

Acompañar sin descuidarse

El objetivo central del Grupo Mburucuyá es brindar herramientas emocionales y prácticas a los familiares de personas en situación de adicción, estén o no en proceso de recuperación. Muchas veces, los familiares se enfocan tanto en la persona con adicción que terminan dejando de lado su propia salud física y emocional.

“El grupo ayuda a aprender a soltar, a poner límites, a dejar la culpa, y sobre todo, a recuperar la calidad de vida”, explican desde la organización. Se trata de entender que no todo está bajo el control de la familia, y que la recuperación también incluye el bienestar de quienes acompañan.

Un principio por mes

El programa Amor Exigente se estructura a través de 12 principios, uno para cada mes del año. Estos principios abordan diferentes etapas y emociones del proceso familiar, como la culpa, el desapego, el respeto o el fortalecimiento personal.

En este momento, el grupo trabaja sobre el quinto principio, enfocado en la culpa, una emoción muy común entre los familiares de personas con adicciones. “Sentimos culpa por cosas que no nos corresponden. Este programa nos ayuda a entender eso y a vivir con más tranquilidad”, comparten algunos asistentes.

Un espacio sin juicios

Uno de los valores fundamentales del Grupo Mburucuyá es el respeto por la diversidad. No se hacen distinciones por religión, clase social, orientación política ni situación económica. Cualquier persona puede asistir, incluso si no tiene un familiar con adicciones pero busca mejorar su bienestar personal.

“No tenemos una espiritualidad cerrada ni nos guiamos por ninguna religión. Creemos en la igualdad, y dentro del grupo no se juzga a nadie”, explican. Además, el grupo se rige por una norma de confidencialidad estricta: lo que se comparte en las reuniones, queda dentro del grupo.

Reuniones abiertas todo el año

Las reuniones del Grupo Mburucuyá se realizan sin interrupciones, incluso si coincide con feriados o mal tiempo. Todos los lunes, de 20:00 a 22:00 horas, las puertas de la Basílica Nuestra Señora del Rosario están abiertas para quienes necesiten apoyo, contención o simplemente un espacio para ser escuchados.

Este espacio se ha convertido en un verdadero punto de referencia para muchas familias sanduceras que transitan momentos difíciles. A través del diálogo, el respeto y la escucha activa, el grupo acompaña a cada persona en su proceso, ofreciendo no solo consuelo, sino también herramientas concretas para construir una vida más equilibrada y saludable.

Quienes deseen conocer más o participar, pueden acercarse sin necesidad de inscripción previa. La invitación está abierta para toda la comunidad.

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