El grave episodio ocurrido días atrás en la Escuela N° 98 de Paysandú, donde una niña fue brutalmente agredida por un grupo de liceales que ingresaron sin autorización al centro educativo, continúa generando conmoción y reclamos por parte de las familias. En una acción colectiva, padres, madres y allegados de los alumnos entregaron una carta a la Inspección Departamental de Primaria solicitando una investigación interna, revisión de los protocolos de seguridad y la realización de una reunión abierta con las autoridades educativas.
La misiva, leída públicamente por la tía de Valentina la niña agredida, expresa con firmeza el malestar de la comunidad educativa ante lo sucedido y la falta de respuestas claras por parte de las autoridades. “Nos dirigimos a usted con carácter de urgencia a fin de poner en su conocimiento los hechos ocurridos recientemente en la institución, los cuales han generado una profunda conmoción y preocupación en toda la comunidad educativa”, comienza diciendo el documento.
Los padres recuerdan que el hecho se produjo cuando varias personas ajenas a la escuela ingresaron al local escolar, desencadenando una agresión que terminó con Valentina hospitalizada durante varios días. “Una de las niñas fue brutalmente agredida debido a ser posteriormente internada, mientras que el resto de los alumnos también quedaron expuestos a un riesgo evidente al encontrarse sin el debido cuidado directo”, se señala en la carta.
Uno de los aspectos que más inquieta a las familias es lo que consideran una falta de supervisión en el momento del ataque. Según relataron, varios niños coincidieron en afirmar que las maestras se encontraban reunidas en una actividad interna y no advirtieron a tiempo la presencia de los agresores. “Estas afirmaciones no surgen de rumores, sino de relatos coincidentes de los alumnos, quienes expresaron que nadie notó de inmediato lo que estaba ocurriendo y que la reacción se produjo varios minutos después”, se enfatiza.
El texto también cuestiona el silencio institucional y la falta de autocrítica por parte de las autoridades educativas. Si bien se convocó un “palo” departamental bajo el lema “por nuestros niños, nuestras familias, nuestros docentes”, las familias sostienen que esa instancia no reconoció lo sucedido ni las responsabilidades que el hecho implica. “Las familias no fuimos escuchadas ni consideradas, pese a la angustia y el impacto emocional provocados por estos hechos. El palo convocado no reconoce ni menciona lo sucedido, ni las responsabilidades que emergen de esta situación, por lo que no nos sentimos representados”, expresaron.
Ante esa situación, los padres y familiares plantearon una serie de exigencias concretas. En primer lugar, solicitaron “la apertura inmediata de una investigación interna que permita esclarecer lo ocurrido, la secuencia de hechos y las responsabilidades involucradas”. Además, reclaman “respuestas claras, completas y por escrito respecto a las medidas adoptadas tras el incidente y las acciones que se implementarán para evitar que algo similar vuelva a ocurrir”.
También demandan “la revisión urgente de los protocolos de seguridad, vigilancia y supervisión dentro de la escuela”, así como “la convocatoria a una reunión con las familias para brindar información directa y permitir un diálogo transparente”.
La tía de Valentina subrayó que el objetivo de los familiares no es confrontar con los docentes ni con la institución, sino garantizar la seguridad y el bienestar de los niños. “Nuestra intención no es confrontar, sino proteger a nuestros hijos, exigir que se reconozca lo sucedido y trabajar para que la escuela N° 98 vuelva a ser un espacio seguro, confiable y cuidado para todos”, afirmó.
El caso de Valentina no solo dejó en evidencia una grave falla en la seguridad del centro educativo, sino que también abrió un debate más amplio sobre los mecanismos de control y la protección de los menores en el ámbito escolar. Las familias esperan ahora una respuesta formal de la Inspección Departamental y confían en que este episodio sirva como punto de inflexión para fortalecer las políticas de prevención y cuidado dentro de las escuelas.
En conclusión, la voz de los padres de la Escuela N° 98 refleja un reclamo que trasciende un hecho puntual: la necesidad de que el sistema educativo garantice espacios verdaderamente seguros, donde los niños y niñas puedan aprender, jugar y desarrollarse sin miedo.










