Federación Rural define prioridades y reclama soluciones estructurales en su 108º Congreso

En su 108º Congreso Anual, la Federación Rural presentó una declaración final con fuertes reclamos sobre competitividad, infraestructura y sanidad animal. Desde la eliminación del impuesto al ganado hasta la necesidad de rediscutir el proyecto Neptuno, el documento refleja las prioridades del sector y exige respuestas del Estado para garantizar el desarrollo sostenible del campo uruguayo.

Somos Agronegocio02 de junio de 2025Laura PereyraLaura Pereyra
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Acto de cierre del 108º Congreso Anual de la Federación Rural del Uruguay.

San José fue sede de un nuevo encuentro que reflejó tanto el orgullo por lo alcanzado como la preocupación por lo pendiente.

Entre el viernes y el sábado, la Federación Rural celebró su 108º Congreso Anual en la Asociación Rural de San José, en el marco de los 125 años de esta histórica gremial. El evento reunió a una amplia participación de federadas y contó con la atención de referentes del agro y del ámbito político. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, fue el principal representante del Poder Ejecutivo, ante la ausencia de Yamandú Orsi, quien ese mismo sábado anunció que no podría asistir.

El balance general del sector fue optimista en términos productivos: el contexto climático y los precios internacionales son, por el momento, favorables. Sin embargo, la declaración final del congreso fue clara en marcar los desafíos que afectan la competitividad, la infraestructura, la sanidad animal y el bienestar de quienes viven y trabajan en el medio rural.

Uno de los puntos más enfáticos del documento fue el costo país. “Vivimos en un país caro, con una burocracia estatal hipertrofiada”, dice el texto, reclamando una mejora en la eficiencia del gasto público. La FR subrayó que el aporte del agro a mantener baja la inflación debe ser correspondido con gestos concretos del Estado.

También volvió a poner sobre la mesa un reclamo que se repite año a año: la eliminación del impuesto al 1% sobre la venta de semovientes, que consideran “injusto, burocrático y discriminatorio”.

En cuanto a la industria frigorífica, la Federación alertó sobre el riesgo de una creciente concentración. “Sigue siendo una amenaza latente para nuestra principal cadena productiva”, advirtió.

La caminería rural, otro tema histórico, ocupó un lugar central en la discusión. La FR propuso que los caminos vecinales con tránsito pesado pasen de ser responsabilidad de las intendencias al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP). Según el texto, “la libre circulación de personas y bienes en todo momento, el uso correcto de los dineros públicos y la eficiencia de los recursos municipales son motivo de nuestra preocupación”.

En el capítulo sanitario, la Federación reclamó mayor acción contra la garrapata, e instó al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) a ejercer su rol de “policía sanitaria” con base en la Ley 18.268. También reafirmó su compromiso con la erradicación de la mosca de la bichera, aunque pidió suspender los gastos asociados al plan mientras no haya avances concretos.

En clave productiva, se propuso incluir carne ovina en los menús de comedores públicos como forma de fortalecer un rubro que busca mayor inserción en el mercado interno.

Respecto al proyecto Neptuno, que prevé la construcción de una planta potabilizadora de agua para el área metropolitana, la FR acompañó la postura de su federada de San José, pidiendo una rediscusión del proyecto y su impacto territorial.

Finalmente, el congreso dedicó un espacio a una temática cada vez más presente en el campo: la salud mental. “Es imperioso abordar esta problemática con todas las capacidades e instituciones posibles”, señala el documento. Se llama a que tanto el Estado como la sociedad civil coordinen esfuerzos para atender un problema creciente que afecta a las familias rurales.

El 108º Congreso de la Federación Rural no solo celebró más de un siglo de trabajo gremial; también dejó en claro que el desarrollo del campo requiere respuestas estructurales. Desde impuestos hasta salud emocional, el mensaje fue firme: producir no alcanza si no se garantizan condiciones dignas, seguras y competitivas para quienes hacen del campo su forma de vida.

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