Uruguay es un país pequeño en territorio, pero grande en compromiso con la paz mundial. Así lo reafirmó Nelson Gianoni, integrante de la Asociación de Veteranos de Operaciones de Paz del Uruguay, quien repasó la trayectoria y la vigencia de la participación nacional en misiones humanitarias bajo el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Desde hace más de siete décadas, soldados, oficiales y observadores uruguayos se despliegan en zonas de conflicto, llevando no solo su uniforme, sino también los valores de la solidaridad, el respeto y la diplomacia que caracterizan a la nación.
Un compromiso como política de Estado
“Uruguay participa en las misiones de paz como una política de Estado, con la convicción de contribuir a la paz mundial”, explicó Gianoni. En la actualidad, el país mantiene contingentes activos en diversos puntos del planeta, integrando batallones, secciones y compañías, además de staffs de Estados Mayores y observadores militares.
Estas misiones se desarrollan en el marco de la ONU y apuntan a prevenir conflictos, proteger a la población civil, apoyar procesos electorales, reconstruir infraestructura y acompañar acuerdos de paz. “Nuestra participación busca, justamente, contrarrestar esas noticias de violencia que tanto nos duelen y demostrar que el diálogo y la cooperación son posibles”, expresó.
Más de 70 años de presencia uruguaya en el mundo
Uruguay inició su participación en las misiones de paz en 1954, siendo uno de los primeros países de América Latina en sumarse al esfuerzo internacional por la estabilidad global. Desde entonces, ha intervenido en más de 30 operaciones distintas en Asia, África y América.
“Fuimos parte de misiones en India y Pakistán, en Cachemira, en el Sinaí egipcio, en Mozambique, Angola, Camboya, Haití, Colombia y el Congo, entre otras”, recordó Gianoni.
Actualmente, Uruguay mantiene personal en la República Democrática del Congo y en los Altos del Golán, una región estratégica en Medio Oriente. “Son zonas complejas, donde el trabajo del soldado uruguayo es muy valorado por su profesionalismo y su sentido humano”, añadió.
La misión: más allá de lo militar
Gianoni remarcó que el papel de los contingentes uruguayos no se limita a tareas militares, sino que muchas veces incluye acciones humanitarias y de reconstrucción social.
“Nuestros efectivos han ayudado a reparar escuelas, llevar agua potable, asistir a comunidades desplazadas y brindar apoyo médico en lugares donde la guerra destruyó todo”, contó. En ese sentido, destacó que los soldados uruguayos “representan el espíritu solidario del país, actuando con empatía y respeto hacia las culturas locales”.
La formación profesional y ética del personal también es un sello distintivo. Uruguay es reconocido internacionalmente por la preparación de sus cascos azules, lo que ha permitido que muchos militares ocupen roles de liderazgo en mandos internacionales.
🇺🇾 Orgullo y memoria de servicio
Para Gianoni, hablar de las misiones de paz es también una manera de rendir homenaje a quienes participaron —y en algunos casos, dieron su vida— por la causa de la paz. “Cada misión deja huellas. No solo en los lugares donde servimos, sino también en nosotros mismos. Aprendemos a valorar más la paz, la vida y el entendimiento entre los pueblos”, afirmó.
El veterano destacó la importancia de mantener viva la memoria y el reconocimiento hacia los hombres y mujeres que integraron estos contingentes. Por eso, la Asociación promueve actividades, charlas y publicaciones que rescatan esas experiencias, como la reciente presentación del libro “Operación Esperanza”, del escritor uruguayo Dan Brown, en Paysandú.
Un país pequeño con una misión enorme
Uruguay, con su historia de democracia, respeto institucional y compromiso internacional, sigue siendo un ejemplo en la defensa de los valores universales. “Aunque somos un país chico, nuestro aporte a la paz es enorme. En cada bandera uruguaya desplegada en el extranjero hay un mensaje claro: la paz es el único camino posible”, concluyó Gianoni.
Así, desde 1954 hasta hoy, miles de uruguayos han llevado al mundo una parte del alma nacional: una vocación de servicio, un compromiso con la humanidad y una esperanza en la convivencia pacífica entre los pueblos.










