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El próximo 23 de agosto, organizaciones y vecinos impulsan una gran colecta solidaria para personas en situación de calle, madres solteras y niños, con el comedor Pancitas Felices como motor de ayuda.
Actualidad14 de agosto de 2025
Paola RubboEn Paysandú, la solidaridad se organiza y se multiplica. Este 23 de agosto, la comunidad tendrá la oportunidad de ser parte de una causa que busca brindar alivio y apoyo a personas en situación de calle, madres solteras con hijos, merenderos y ollas solidarias que funcionan a pulmón en distintos puntos de la ciudad.
Actualmente, funcionan tres ollas solidarias que reparten alimentos en jornadas clave para quienes más lo necesitan. Además, familias que no cuentan con ningún ingreso ni ayuda oficial reciben canastas de emergencia, un recurso que muchas veces significa la diferencia entre pasar hambre o tener un plato de comida caliente en la mesa.
“Todo es bienvenido”, expresan los organizadores, invitando a la población a sumarse con donaciones de alimentos no perecederos, ropa de abrigo, juguetes o prendas de verano que puedan almacenarse para cuando cambie la estación. La meta es que nadie quede afuera y que la ayuda llegue de manera equitativa a todas las organizaciones participantes.
Uno de los referentes de esta movida es el padrino de Pancitas Felices, un comedor que actualmente brinda merienda a 81 niños y a las madres que los acompañan, y que los fines de semana también ofrece cena. “Queremos que la entrada a este evento sea un gesto solidario: alimentos, abrigos o juguetes que luego serán distribuidos entre quienes más lo necesitan”, explica.
La cita será en el Gobi de Paysandú y contará con actividades para disfrutar en familia. “Es el momento de demostrar la solidaridad que caracteriza a nuestra gente. No se trata solo de ayudar, sino también de compartir, divertirse y ser parte de algo que mejora la vida de muchos”, subrayan los impulsores.
Un lugar donde la ayuda se cocina a fuego lento
Pancitas Felices tiene su sede en la esquina de Guayabos y Parkway, en la casa número 10 del barrio 22 de abril. Allí, todos los sábados desde la una de la tarde, el equipo de voluntarios comienza a cortar verduras, preparar ollas y recibir a las familias con música y banderas. Los aromas de la cocina se mezclan con las risas de los niños que saben que, al menos ese día, no faltará un plato de comida.
“Damos merienda los sábados y domingos, y el sábado también cena. Siempre tratamos de que sea algo nutritivo y que alcance para todos. A veces la ayuda llega en el momento justo, pero siempre hace falta un poquito más”, relata uno de los voluntarios, mientras recuerda que muchas de las donaciones llegan gracias a la buena voluntad de los vecinos.
Cómo sumarse
Quienes no puedan asistir el día del evento pueden acercar sus donaciones con anticipación o coordinar para que sean retiradas. Todo sirve: un paquete de fideos, una manta, un par de zapatos, un juguete que ya no se use. Lo importante es que siga circulando la ayuda.
El objetivo de esta colecta no es solo cubrir necesidades materiales, sino también generar un momento de encuentro entre quienes ayudan y quienes reciben. “Es una oportunidad para mirarnos a los ojos, entender que cualquiera podría estar del otro lado y que todos, en algún momento, necesitamos una mano”, destacan.
En tiempos donde la crisis golpea con fuerza a los más vulnerables, esta movida solidaria es un recordatorio de que el compromiso colectivo puede marcar la diferencia. Paysandú se prepara para un día donde la empatía será la protagonista, y cada aporte, por pequeño que parezca, sumará para construir una comunidad más justa y humana.
El 23 de agosto, la invitación es clara: acercarse al Gobi, colaborar con lo que se pueda y, sobre todo, ser parte de una jornada que, más allá de los alimentos y abrigos, servirá para abrigar corazones.

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