Preocupación por la productividad y la ética laboral en Uruguay: "Hemos dejado de ser buenas personas", advierte dirigente.

El director por los empresarios en BPS, José Pereyra estuvo visitando el litoral del país y en el día de hoy estuvo en nuestra ciudad. habló de las reuniones mantenidas con los empresarios de Paysandú y también se manifestó sobre el alto porcentaje de certificaciones que se realiza por parte de los empleados.

Actualidad07 de abril de 2025Jean Pierre DutraJean Pierre Dutra

 – En una reciente intervención pública, un referente empresarial y político nacional abordó con franqueza la delicada situación económica y laboral que enfrenta Uruguay. Sus declaraciones, que rápidamente generaron repercusión en medios y redes sociales, pusieron el foco sobre la baja productividad, el elevado costo país y lo que definió como un deterioro en la cultura del trabajo y la ética profesional.

“Estamos en una coyuntura bastante compleja”, comenzó diciendo el orador. A su juicio, ya no alcanza con discutir modelos filosóficos de país. Lo esencial ahora es “generar una estructura fuerte y sólida” que permita a Uruguay desarrollarse con bases firmes. La crítica apuntó directamente a la falta de eficacia del sistema productivo, la escasa competitividad internacional y una alarmante baja en el compromiso individual con el trabajo.

Durante una recorrida reciente por distintas empresas del país —que se realizó hace apenas dos o tres meses, según detalló—, el dirigente señaló haberse encontrado con varias “sorpresas”. Una de las más relevantes fue constatar que las mismas empresas que operan en Uruguay, cuando tienen filiales en el exterior, presentan niveles de productividad notablemente más altos, aún contando con la misma maquinaria y estructura.

“La diferencia está en el costo país, que en Uruguay es altísimo”, expresó, aunque aclaró que el problema no se limita a los costos estructurales. “No estamos haciendo las cosas que tenemos que hacer”, enfatizó.

Uno de los temas que más preocupación genera, según explicó, es el elevado número de certificaciones médicas que, en su opinión, representan un verdadero flagelo para las empresas. Este fenómeno impacta directamente en los niveles de productividad y competitividad, y fue una de las principales quejas recogidas en su visita anterior a diferentes industrias del país.

“Esto no ha cambiado”, lamentó, y vinculó este tipo de prácticas con una cultura del trabajo cada vez más erosionada. “El uruguayo ha dejado de ser buena persona”, dijo tajantemente. Para él, ser buena persona implica asumir con responsabilidad el rol que cada uno tiene en su trabajo, aunque no siempre sea visible o reconocido como esencial. “De mí depende que otros factores funcionen”, explicó.

Esta reflexión no es menor, sobre todo cuando se considera el impacto que cada eslabón de la cadena productiva tiene sobre el funcionamiento general del país. “Que una empresa uruguaya no pueda competir en una licitación internacional, no por falta de maquinaria o estructura, sino porque no puede garantizar la productividad, es gravísimo”, advirtió.

Durante una de sus visitas, relató un episodio que vivió en una empresa en la que coincidió con una certificadora inglesa. “Nos miró y nos preguntó: ‘¿Qué pasa con el uruguayo? ¿Está vago? ¿Es mala persona?’”. Según contó, la impresión de la evaluadora era clara: hay una falta de compromiso con las tareas asignadas.

La crítica no se limita al sector industrial. También puso como ejemplo el sector médico. “Si un médico no hace bien su trabajo, puede estar comprometiendo una vida”, sentenció. Para él, toda tarea —sea cual sea— implica actuar con responsabilidad y buena fe.

Finalmente, el dirigente apuntó a una transformación cultural que considera perjudicial: “Estamos instalando la idea de que trabajar es una obligación molesta que debo cumplir para poder darme mis gustos o hacer lo que quiero. Y no es así”, concluyó.

Las declaraciones abrieron un debate urgente sobre la productividad, la ética del trabajo y el papel de cada ciudadano en la construcción de un país más eficiente y justo. La pregunta que queda en el aire es si la sociedad uruguaya está dispuesta a revisar sus valores y actitudes para enfrentar los desafíos que se avecinan.

Te puede interesar
Lo más visto

Recibí las noticias más importantes de la semana en tu email