Paysandú enfrenta el invierno con más de 100 personas en situación de calle

El MIDES evalúa alternativas ante la saturación del Refugio Santa Elena; se considera recurrir al Batallón o ampliar espacios con apoyo de la curia.

Actualidad24 de junio de 2025Paola RubboPaola Rubbo

LIC. FERNANDO BURJEL - Referente Gestión Territorial MIDES

En plena ola de frío y con el aumento sostenido de personas en situación de calle, el departamento de Paysandú atraviesa una realidad preocupante: el refugio Santa Elena, único habilitado para el alojamiento nocturno, ya no alcanza para contener a todos los que lo necesitan. Según un reciente relevamiento realizado por el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), son unas 100 personas las que actualmente duermen en la calle, una cifra que pone en tensión el sistema de asistencia local.

Se ha manejado la posibilidad de recurrir a otro lugar, como por ejemplo el propio Ejército, pero afortunadamente hasta el momento no nos hemos visto obligados a hacerlo”, indicó una fuente del MIDES. Sin embargo, la opción de habilitar el Batallón como alternativa de emergencia sigue latente, especialmente si las temperaturas extremas continúan y la demanda de abrigo se incrementa.

Diversidad de orígenes y realidades

De las aproximadamente 100 personas en situación de calle, un tercio no son originarias de Paysandú. Entre ellas se cuentan ciudadanos de otros departamentos e incluso extranjeros, provenientes de países como Argentina, Colombia y Cuba. Muchos de estos individuos llegan atraídos por oportunidades de trabajo temporario, como la safra de naranja, pero no siempre encuentran empleo o las condiciones necesarias para establecerse dignamente.

“Hay jóvenes que llegan con expectativas laborales. Algunos consiguen trabajo, pero no les da para pagar una pensión, y terminan quedando en la calle. En esos casos, intentamos contactarnos con sus familias o empleadores para verificar si pueden ser recibidos nuevamente”, explicaron desde la cartera social.

Cuando es posible reinsertarlos en sus redes familiares o laborales en otros puntos del país, el MIDES se encarga de proveer los pasajes correspondientes, ya sea hacia Montevideo, Rivera u otros departamentos. Es un intento por descongestionar el sistema local y ofrecer una solución más estable a quienes aún mantienen vínculos o posibilidades fuera de Paysandú.

Consumo problemático, pero no exclusivo

Una de las realidades más repetidas entre la población en situación de calle es el consumo problemático de sustancias. Sin embargo, el MIDES aclaró que no todas las personas presentan adicciones. “La mayoría sí, en algún grado, pero también hay gente con hábitos de trabajo, que están intentando salir adelante”.

Esto plantea la necesidad de una mirada más amplia e integral, que contemple acciones no solo nocturnas o de emergencia, sino también propuestas diurnas que incluyan formación, recreación, actividades laborales o educativas.

Ampliar el refugio y sumar apoyos

Frente al desborde actual del Refugio Santa Elena, se está evaluando la posibilidad de habilitar un nuevo espacio más amplio. Una de las alternativas en análisis es hacerlo en conjunto con la Curia, que ya ha sido parte en otras ocasiones de soluciones sociales en Paysandú. De concretarse, este nuevo espacio permitiría mejorar la capacidad de respuesta, especialmente en los días de temperaturas más críticas.

Además, se contempla trabajar en programas diurnos que permitan a las personas recuperar rutinas, vínculos y herramientas personales. El objetivo no es solo brindar un techo por las noches, sino acompañar procesos reales de inclusión social.

Un desafío que crece con el frío

La situación se vuelve aún más urgente ante los anuncios de temperaturas extremadamente bajas por parte del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) y el Centro Meteorológico MetSul. Con heladas generalizadas y sensaciones térmicas bajo cero, cada noche sin refugio se transforma en un riesgo de vida para quienes no tienen dónde dormir.

En ese contexto, la coordinación entre organismos como el MIDES, ASSE, la Intendencia, la Policía Comunitaria y eventualmente el Ejército, resulta clave. La comunidad también ha comenzado a colaborar, ya sea con donaciones o alertando sobre personas en riesgo.

Paysandú enfrenta un invierno duro, pero también una oportunidad de demostrar que es posible construir respuestas más humanas y coordinadas. El frío no espera, y la solidaridad, más que nunca, debe estar en acción.

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