La prevención del suicidio es un compromiso comunitario”: Ángela Almeida pide hablar del tema todos los días

La directora departamental de Salud de Paysandú remarcó que la salud mental es prioridad, pero que la prevención requiere la participación de toda la sociedad.

Actualidad11 de septiembre de 2025Paola RubboPaola Rubbo

DRA. ANGELA ALMEIDA - Directora departamental de Salud

El 10 de setiembre se conmemoró el Día Mundial de Prevención del Suicidio, una fecha que busca visibilizar una problemática que en Uruguay alcanza cifras preocupantes y que, según especialistas, debe dejar de ser un tabú para transformarse en un tema de conversación diaria.

En Paysandú, la directora departamental de Salud, Ángela Almeida, subrayó que la prevención no puede limitarse únicamente al sistema sanitario, sino que es una responsabilidad compartida entre el Estado, las instituciones y la comunidad.

Un tema que nos involucra a todos

“Es un tema que tenemos que hablar todos los días. No se trata solo de salud, aunque es un problema de salud pública. Nos implica a todos en la comunidad”, expresó Almeida.

La jerarca insistió en que el suicidio no debe abordarse únicamente desde la óptica médica. Para ella, es fundamental que las familias, las escuelas, los clubes deportivos y los lugares de trabajo se transformen en espacios donde exista la confianza necesaria para escuchar, detectar señales de alerta y tender una mano a tiempo.

Salud mental como prioridad

En línea con los lineamientos del Ministerio de Salud Pública, la directora señaló que la salud mental se encuentra hoy entre las prioridades del gobierno nacional. En este marco, se trabaja en la incorporación de más personal especializado y en el diseño de estrategias locales que permitan mejorar el acceso a la atención.

“Obviamente que el acceso a la atención en salud mental es importante, pero no alcanza. También necesitamos herramientas comunitarias para detectar situaciones de riesgo y poder intervenir antes de que ocurra una tragedia”, sostuvo.

Señales que no deben ignorarse

Almeida reconoció que identificar a tiempo a una persona en riesgo no siempre es sencillo, pero advirtió que, en la mayoría de los casos, existen señales previas.

“En general, la persona que tiene la idea de suicidarse da algún tipo de señal. El problema es que muchas veces no prestamos atención o pensamos que no es grave”, explicó.

En ese sentido, llamó a escuchar activamente a familiares, amigos, compañeros de estudio o de trabajo que atraviesen momentos de tristeza profunda, desmotivación o expresen pensamientos negativos sobre su vida.

“Lo más importante es prestar oído, estar atentos, no minimizar lo que el otro siente. A veces una escucha atenta puede ser la primera forma de ayuda”, subrayó.

La culpa y el silencio

Uno de los factores que más complica el abordaje del suicidio es la mezcla de sentimientos de quienes quedan atrás: culpa, dolor e incredulidad.

“Muchas veces se escucha: ‘no me di cuenta’, ‘no lo pensé’, ‘no lo vi venir’. Y ese sentimiento hace que se evite hablar del tema. Pero callar no ayuda. Al contrario, necesitamos generar ámbitos de diálogo donde se pueda compartir lo que sentimos y aprender a acompañar”, afirmó Almeida.

Acciones en Paysandú

En el departamento existen iniciativas comunitarias como el grupo “Ayúdame a Crecer”, que desde hace más de 25 años brinda apoyo gratuito a familiares de personas que se suicidaron y a quienes atraviesan pensamientos suicidas. Se reúnen cada viernes en el salón parroquial de la Basílica a las 19:30 horas, con la premisa de que nadie tiene que enfrentar el dolor en soledad.

Para Almeida, este tipo de espacios son un ejemplo de lo que debe potenciarse: redes comunitarias que complementen el trabajo de los profesionales de la salud.

Un llamado a la acción

La directora departamental fue clara en su mensaje: la prevención del suicidio no puede esperar.

“Si bien desde el gobierno se han hecho esfuerzos y hay una priorización de la salud mental, todavía falta mucho por hacer. Cada muerte es una pérdida que duele y nos debe interpelar como sociedad. La solución no está en un solo sector: está en abrir las puertas, escuchar, apoyar y acompañar”, concluyó.

Con esta reflexión, Almeida instó a que el tema deje de estar rodeado de silencios y se instale como parte de la vida cotidiana, porque hablar puede salvar vidas.

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