En Uruguay, como en gran parte del continente, las enfermedades de transmisión sexual (ETS), especialmente el VIH y la sífilis, han experimentado un preocupante aumento en los últimos años. Sin embargo, más allá de los números, una de las principales barreras que enfrentan quienes necesitan atención y prevención es la falta de cercanía entre los servicios de salud y la comunidad. Así lo señalaron profesionales del ámbito sanitario durante una reciente jornada de sensibilización.
Uno de los principales desafíos es lograr que las personas accedan de forma rápida, segura y sin estigmas a test, tratamientos y métodos de prevención. A menudo, las distancias físicas, los horarios limitados y la escasa información hacen que muchas personas no se testeen o no puedan iniciar a tiempo un tratamiento, lo que favorece la circulación del virus y otras infecciones.
“Una de las barreras mayores a veces para llevar estos tratamientos y acceder a ellos es la poca cercanía. Por eso buscamos que nuestros equipos de salud se capaciten en los nuevos métodos de prevención del VIH y puedan facilitar el acceso a la población”, expresaron técnicos del área de salud comunitaria.
Entre los puntos clave mencionados, se destacan la necesidad de promover el testeo voluntario y oportuno del VIH, habilitar espacios de consejería sexual accesibles y garantizar la entrega de preservativos y métodos de barrera en todo el territorio, incluso en las zonas rurales o alejadas.
Además, se insistió en la importancia de trabajar en una educación sexual integral que trascienda los consultorios y llegue a espacios comunitarios, escuelas, liceos, centros juveniles y organizaciones sociales. “No se trata de limitar la sexualidad, sino de promover una sexualidad responsable, informada y protegida”, explicaron desde el equipo organizador de las jornadas.
Otro de los ejes de la estrategia preventiva incluye la promoción del uso de herramientas innovadoras como la PrEP (profilaxis preexposición), una medicación antirretroviral que permite prevenir la transmisión del VIH en personas que están en situaciones de riesgo. Si bien esta estrategia ha sido adoptada en varios países, su implementación en el sistema de salud uruguayo aún enfrenta desafíos vinculados a la difusión, el acceso y la capacitación del personal médico.
Asimismo, los expertos subrayaron la importancia de generar confianza entre el sistema de salud y las comunidades. “Las personas con dudas deben sentirse cómodas para acercarse y hablar sin miedo ni prejuicios. Para eso necesitamos equipos capacitados, empáticos y accesibles, que puedan brindar la orientación y el apoyo que cada persona necesite”, agregaron.
Finalmente, destacaron que la promoción de la salud sexual debe formar parte de una política pública sostenida en el tiempo, con un enfoque territorial e inclusivo. “Es fundamental descentralizar, salir del centro y llegar a los barrios, a las escuelas, a los lugares donde está la gente. Sólo así se podrá revertir esta tendencia creciente de las infecciones de transmisión sexual”, concluyeron.
Este llamado a mejorar la cercanía de los servicios sanitarios con la comunidad es parte de una estrategia nacional más amplia que busca hacer frente a la alerta sanitaria declarada por el aumento sostenido de infecciones sexuales en Uruguay. Las autoridades y los equipos de salud coinciden: prevenir es posible, pero requiere compromiso, inversión y presencia territorial constante.