La Intendencia Departamental ha decidido no volver a destinar el Farol Velódromo como refugio transitorio para personas en situación de calle, incluso ante la llegada de bajas temperaturas y las alertas rojas que activan protocolos de emergencia. La decisión se toma luego de evaluar las condiciones del espacio, su capacidad limitada y los serios problemas de convivencia que se generaron durante su reciente uso.
Carlos Batista, director de Servicios de la Intendencia, explicó que el Farol fue habilitado de forma excepcional como medida de emergencia, pero que no se encuentra en condiciones adecuadas para albergar a personas en situación de vulnerabilidad. “Es un lugar muy reducido, que llegó a albergar entre 30 y 40 personas, lo que provocó hacinamiento, conflictos y problemas de seguridad”, sostuvo el jerarca.
A raíz de esta situación, desde el gobierno departamental se remarcó que no se contempla volver a utilizar el espacio como refugio. “No cumple con las condiciones básicas para alojar familias o personas de forma digna. La convivencia fue difícil. En varias ocasiones tuvimos que intervenir con la policía. Llegaban más personas de las que podíamos recibir y no era opción dejarlas en la intemperie, lo que implicaba un gran desgaste operativo”, agregó Batista.
Durante la ocupación del espacio, el subdirector de Promoción Social, Roque Jesús, estuvo monitoreando el lugar hasta cuatro veces por día, incluso en horas de la noche, con el objetivo de mantener el orden en un entorno muy tenso. Las quejas vecinales también comenzaron a acumularse, al ver que personas provenientes de distintas zonas de la ciudad acudían al Farol. “Los vecinos no estaban cómodos. El flujo de personas de diferentes barrios generaba preocupación e incomodidad”, señaló Batista.
Desde el MIDES, en coordinación con la Dirección de Promoción Social de la Intendencia —a cargo de Guadalupe Caballero— se ha comenzado a implementar un plan alternativo para el realojo progresivo de estas personas. Según lo informado, ya se está trabajando en un esquema de alquileres que permita ubicar a las personas en lugares más adecuados. “Se está concluyendo el proceso. Hoy quedan muy pocas personas en el farol, y en breve se eliminará su uso al 100%”, aseguró Batista.
El intendente también solicitó en su momento “un poco de tiempo” para que el Ministerio pudiera encontrar espacios adecuados para esta población. Y en ese sentido, las autoridades entienden que se va por buen camino, con soluciones más sostenibles a corto plazo.
Desde la Intendencia se insiste en que el rol de atención y derivación ante situaciones de calle y emergencia por frío recae principalmente sobre el Ministerio de Desarrollo Social, aunque se mantendrá la colaboración interinstitucional. “Hemos tenido muy buena comunicación con el MIDES, con Guadalupe que tiene experiencia y ha sabido coordinar. Pero es momento de encontrar lugares con condiciones más dignas”, finalizó Batista.
Con esta medida, se espera no solo dar una mejor calidad de atención a quienes lo necesitan, sino también preservar la convivencia en zonas residenciales y evitar repetir experiencias que, aunque bien intencionadas, resultaron insostenibles y riesgosas.
El cierre del Farol Velódromo como refugio simboliza el desafío que enfrentan las ciudades para atender de forma integral y digna a las personas en situación de calle, especialmente ante emergencias climáticas. Mientras tanto, todas las miradas están puestas en el avance del MIDES para habilitar nuevos espacios que garanticen condiciones humanas mínimas y eviten el retorno a soluciones improvisadas.